La dramatización que nos regala Magadalena Kozená del aria 5 de la cantata 30 de Bach vale por muchas fatigas. Es sin duda una recreación bien feliz. Decía con mucha razón San Bernardo: Habet mundus iste noctes suas et non paucas:" Tiene este mundo sus noches y no son pocas". Ya se ve que no pasa el tiempo para las grandes verdades ahora que son días umbríos. Podía el de Claraval haber sentenciado simplemente que el mundo tenía sus oscuridades sin más, pero esa coda punzante - et paucas- nos susurra que sabía muy de primera mano de qué va esto de la vida. Y eso nos lo hace bien cercano, salvando los siglos. Por eso mismo uno valora mucho esta luminaría tan simpática para el oido y la vista que nos dona la Kozená con la gratuidad del "porque sí".
Macbeth decía que la vida era un cuento narrado por un idiota lleno de ruido y furia. Y que nada significaban. Frente a ese sound and fury, que tiene mucho de cierto y más en estos días, se alza este cuento visual "bien temperado" donde halla descanso el espíritu con los sentidos.
Tiene, es verdad, sus noches este pobre mundo. Y sus idiotas, ciertamente . Pero también sus mañanicas de Kozenas que lo hacen habitable.
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